Capitulo 3
Como venia haciendo ya algunos unos meses, tuve que levantarme para ir al fastidioso colegio. No quería saber nada con aparecerme por allí. Simplemente deseaba quedarme en mi cama en vez de soportar las abrumadoras preguntas que, seguramente, me harían mis “amigas” a penas me viesen.
Papá había tratado de actuar con discreción sobre el tema del restaurante pero, como siempre, un fotógrafo metiche estuvo para capturar cada instante y luego, hacerlo publico.
El pantalón tiro bajo se deslizó hacia abajo por mis caderas a la vez que tomaba una falda para completar mi atuendo. La camisa blanca rustica era mi favorita, siempre la combinaba con cualquier cosa. Esta vez le había tocado el turno a una pollera azul tiro alto. Me calcé los zapatos color miel, tomé mi bolso y me dirigí a desayunar.
Las criadas estaban como locas, cocinando a más no poder.
—¿Qué es lo que pasa hoy?- pregunté a una de ellas.
—¿Tus padres no te contaron a caso?. Hoy viene a cenar la familia más importante de toda América.
— Sigo sin entender, ¿Quién es esa familia? ¿Por qué viene a mi casa?— si había algo que odiara eran las visitas, siempre fui una persona solitaria y el hecho de pasar la noche con gente desconocida no me agrada mucho... En fin, terminé el desayuno y emprendí viaje al colegio.
No me equivoqué al esperar el gran interrogatorio, lo único que logró aquello fue un malhumor épico que duraría todo el maldito día.
— Señora Amalia, el señor Nestor y su familia llegaron.— Dijo una de las criadas. Acomodé por tercera vez el vestido que mi madre me había obligado a vestir. Era de un color azul oscuro, demasiado oscuro y triste, tenia un corte recto, ningún solo volado o adorno. Más que una chica de diecisiete años parecía una ejecutiva amargada y aburrida.
— Buenas noches.— Dijo mi padre a los invitados que llegaron, guiados por la criada, hasta nuestra sala — Esta es mi mujer — señaló a mi madre, la cual saludó con una suave sonrisa — y ella es mi hija. De la que tanto les comenté.— No entendía porqué mi padre hablaría de mi con ellos. Ni siquiera los conocía.
— Un gusto.— Respondió Nestor — Ellos son mi esposa Giselle, mi hija Daniela y mi hijo Francisco.— Presentó a su familia. Todo eso me sabía raro. Otra vez tuve ese estúpido presentimiento.
— Hola.— Dijo el que, supongo, era Francisco intimidandome con la mirada, me sentí incomoda.
— Hola, supongo.— Mi papá me vio enojado.
— Pasen por favor.— Mamá los guió hasta el comedor, fue en ese momento que comenzó una cena incomoda y reveladora.
Mi padre había organizado aquel encuentro para conocer a Francisco. Una vez que la familia se fue mis padres solicitaron mi presencia para hablar de algo muy importante y que, según ellos, me iba a fascinar.
— ¿Es en serio?.— Pregunté atónita.
— Sí, hija. Él es apuesto, caballero y muy respetuoso. Además piensa estudiar medicina y los médicos tienen muy buen futuro hoy en día.
— No, mamá no.
— Tenes que entender, es por tu bien.
— Pero... no lo amo. ¡No quiero mama!.— Me rehusaba a casarme con él. Sí. Casarme con él.
A mi papá se le había ocurrido dijo que era bueno para mi futuro y bla bla bla.
— No siempre se puede hacer lo que uno quiere.— Contestó.
— Mamá. No puedo.— Agaché mi cabeza, lágrimas de dolor y rabia recorrían mis mejillas.— No me hagas esto, por favor.
— Hija.— Dijo ella, me abrazó y comenzó a peinar mi cabello lentamente.
— Hagamos un trato.— Yo la miré con intriga y me sonrió.— Demostráme que sos responsable, necesito saber que si algún día no nos tenes ni a tu padre ni a mi, vas a poder seguir adelante.
— No entiendo... ¿Que...?
— Quiero que me hagas entender que no sos una nena, quiero que me muestres que vas a tener un buen futuro y una vida feliz pero por sobre todo quiero que me demuestres que el amor existe pero que no dependes de un muchacho para vivir.— Miré totalmente confundida a mi madre.
— ¿El amor?, dicen que es hermoso pero no me toca vivirlo a mi. Para vos fue fácil, tenes al hombre que queres, amas a papa.
— No querida, yo no amo a tu padre. Lo quiero, si. Pero no es el amor de mi vida.— Era la primera vez que alguno de los dos lo admitía. Yo lo supe siempre, era muy predecible pero nadie nunca había dicho que no se amaban.
— Entonces, haber si entiendo. ¿Queres que sea igual que vos? ¿Me vas a casar con alguien que no amo, al igual que vos, por dinero?.—
1 comentario:
Me ha encantadooooo :3
A casarse!! pero que...? jajajaja
Sigue asi!
Publica pronto eh!
besos *-*
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