jueves, 31 de mayo de 2012

"Un avión, un golpe y la maldita púa" Capitulo 1


Capitulo 1

No era nada que se arreglase así sin más, era algo irremediable.
Mi padre había muerto y lo único que me quedaba de él eran sus jeans y los trajes del trabajo.
Siempre supe que podía pasar, la muerte no era algo que temía. Sin embargo era mi padre, el único hombre que importaba en mi vida.

El avión estaba apunto de despegar, los nervios que tenía eran más grandes que todo el aeroparque junto y, para rematar la estresante situación, mi teléfono no dejaba de vibrar.
—¿Hola?—contesté preparada para la gran riña de mi madre. Nunca fuimos afiliadas ni aspirantes a esas parejas de madre e hija ideales, "las mejores amigas". Nos llevábamos... simplemente nos llevábamos.
—¡Jane!, por Dios, ¿dónde estás?—escuché la inconfundible voz de Mary—Llevo casi dos días buscándote.—no me quedó más opción que aprovechar el momento.
—Eso no importa ahora, necesito que me hagas un favor...
—¿Estás bien?.
—Sí, pero necesito una pequeña ayuda—Contesté a Mary. No quería que nadie supiera de mi paradero pero necesitaba una mano— No le digas ni a mi madre ni a nadie que hablaste con migo.
—Pero...
—Nada, Mary ¿puedo confiar en vos?.
—Sí, claro que sí. No voy a contar nada pero me mantenés al tanto. 
—Gracias amiga.




—¿Está sola, señorita?.
—Sí. Acá tengo mis documentos y el pasaje para que vea que...
—oh... no pasa nada. Solo me aseguraba de que no está perdida. Puede continuar su camino.— dijo la azafata. 
Caminé hasta encontrar la fila que me llevaba a un incierto destino. Aunque sabía hacia dónde iba no pude estar segura de mis pasos, nunca antes salí del país y me imaginaba que la primera vez que lo hiciese estaría acompañada de alguien o iría de vacaciones. 
El aeropuerto estaba hasta las manos, por así decirlo. Por suerte había claros carteles que indicaban dónde ir. Mientras esperaba que todos los pasajeros pasasen por el detector de metales vi un puesto de diarios enorme donde una revista llamó mi atención. Era de fotografías naturales y tenía una nota de no sé qué fotógrafo. Pregunté si podía ir a comprar algo antes de pasar y me dieron el permiso con la condición de que fuese directa y rápida.
—Disculpe, ¿cuánto está aquella revista?.
—Treinta pesos.
—¿Treinta?. Pero es muy cara.—dije más para mí que para el vendedor, aquella revista sí que valía lo suyo.
—Bueno en ese caso andá y no me hagas perder el tiempo.—me contesto el tipo malhumorado.
—Ah pero qué onda la de usted.—enojada por cómo me atendieron y frustrada por no tener la revista me di la vuelta y comencé a caminar pensando en las malas palabras que me tragué solo por educación. Solo faltaban unos tres metros para llegar al detector de metales cuando de repente un impacto hizo que me cayera hacia adelante y me golpease las rodillas contra el suelo.
—¿Pero qué le pasa a la gente hoy en día?.—pregunté aún más irritada que antes. Una señora se encontraba de pie a mi lado mirando cómo yo refunfuñaba. Con algo de esfuerzo intenté levantarme pero gracias a mi torpeza volví a aterrizar en el suelo.
—Perdón, dejáme que te ayude.—una mano fue visible para mí y reparé en el chico que se levantaba del suelo, seguramente el que me había chocado.


No hay comentarios:

Primer premio :)

Primer premio :)